lunes, 23 de mayo de 2011

Cartel de Santa (Clase)

n  Cartel de Santa es un grupo de rap mexicano, conformado por MC Babo, MC Dharius, Rowan Rabia (también conocido como Monoplug) originarios del barrio de la Aurora Santa Catarina, Nuevo León.Babo creó el grupo, hay que resaltar que en palabras de él se refiere por «Cartel de Santa» no solo a ellos sino a todo un movimiento en Santa Catarina.
n  El cartel de santa nace en 1996, desde el principio de su carrera logra ubicarse como uno de los mejores grupos de hip hop dentro de la escena underground de Monterrey. En el 2002 el Cartel lanza su primer material discográfico titulado Cartel de Santa (BMG),


n  De este disco se desprenden tres sencillos (“Perros”, “Todas mueren por mí”, y “La Pelotona”), con los que consiguieron diversas nominaciones en entregas de premios, como los MTV Video Music Awards Latinoamérica.Este disco tuvo un gran éxito y el grupo obtuvo un disco de oro por los mas de 75,000 copias vendidas.
n  En el 2004 lanzan su segundo éxito titulado Vol. 2 (BMG), De este disco también extrajeron 3 sencillos como "Blah, Blah, Blah", "El Arte del Engaño" y "Mi chiquita", que sirvieron para conseguir nominaciones en entregas de premios. Poco tiempo después el grupo participa en la película mexicana Don de Dios, creando el tema principal de la misma y prestando varios temas del Vol. 2 para la banda sonora.



n  En el 2006 editan su tercera grabación titulada Vol. ProIIIbido (Sony BMG). De este disco únicamente se desprende el sencillo “Cheka Wey” (Feat. Mery Dee) debido a que el disco fue censurado en diversos países por el contenido lírico explicito de la mayoría de sus canciones.
n  En el 2008, el Cartel regresa con la producción titulada Vol. 4 (Sony BMG), con el cual se se mantuvieron en las listas de los mas vendidos en diversas tiendas de todo México, asi como es editado en Argentina por primera vez.
n  Finalmente, el 2010 marca la producción más ambiciosa del Cartel de Santa Sincopa, grabado en su propio estudio en medio de varias giras nacionales. De este álbum llamado se lanzara la película Cartel De Santa la cual sera grabada en diferentes partes de la república mexicana, según el líder del grupo, Babo, el sera el productor de esta película.
n  Este álbum los hizo ganadores de dos nominaciones al Grammy Latino del 2010 en la categoría Mejor Álbum de Música Urbana y Mejor Canción Urbana (El Hornazo) compitiendo con cantantes de la talla de La mala rodriguez, Vico C, entre otros, siendo así los primeros mexicanos en ser nominados en dichas categorías.



William Sharespeare

En torno a 1860, al tiempo que culminaba su obra Los miserables, Victor Hugo escribió desde el destierro: "Shakespeare no tiene el monumento que Inglaterra le debe". A esas alturas del siglo XIX, la obra del que hoy es considerado el autor dramático más grande de todos los tiempos era ignorada por la mayoría y despreciada por los exquisitos. Las palabras del patriarca francés cayeron como una maza sobre las conciencias patrióticas inglesas; decenas de monumentos a Shakespeare fueron erigidos inmediatamente.
En la actualidad, el volumen de sus obras completas es tan indispensable como la Biblia en los hogares anglosajones; Hamlet, Otelo o Macbeth se han convertido en símbolos y su autor es un clásico sobre el que corren ríos de tinta. A pesar de ello, William Shakespeare sigue siendo, como hombre, una incógnita.

Grandes lagunas, un ramillete de relatos apócrifos y algunos datos dispersos conforman su biografía. Ni siquiera se sabe con exactitud la fecha de su nacimiento. Esto daría pie en el siglo pasado a una extraña labor de aparente erudición, protagonizada por los "antiestratfordianos", tendente a difundir la maligna sospecha de que las obras de Shakespeare no habían sido escritas por el personaje histórico del mismo nombre, sino por otros a los que sirvió de pantalla. Francis Bacon, Edward de Vere, Walter Raleigh, la reina Isabel I e incluso la misma esposa del bardo, Anne Hathaway, fueron los candidatos propuestos por los especuladores estudiosos a ese ficticio Shakespeare. Según otra teoría, su amigo el dramaturgo Christopher Marlowe habría sido el verdadero autor: no habría muerto a los veintinueve años, en una pelea de taberna como se creía, sino que logró huir al extranjero y desde allí enviaba sus escritos a Shakespeare.
Ciertos aficionados a la criptografía creyeron encontrar, en sus obras, claves que revelaban el nombre de los verdaderos autores. En consonancia con las carátulas teatrales, Shakespeare fue dividido en el Seudo-Shakespeare y en Shakespeare el Bribón. Bajo esta labor de mero entretenimiento alentaba un curioso esnobismo: un hombre de cuna humilde y pocos estudios no podía haber escrito obras de tal grandeza.
Afortunadamente, con el transcurrir de los años, ningún crítico serio, menos dedicado a injuriar que a discernir, más preocupado por el brillo ajeno que por el propio, ha suscrito estas anécdotas ingeniosas. Pero de las muchas refutaciones con que han sido invalidadas, ninguna tan concluyente, aparte de los escasos pero incontrovertibles datos históricos, como el testimonio de la obra misma; porque a través de su estilo y de su talento inconfundibles podemos descubrir al hombre.
                            

Miguel de Cervantes Saavedra


Dramaturgo, poeta y novelista español, autor de la novela El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, considerada como la primera novela moderna de la literatura universal. Miguel de Cervantes Saavedra tuvo una vida azarosa de la que poco se sabe con seguridad. Nació en Alcalá de Henares (Madrid), probablemente el 29 de septiembre de 1547. Pasó su adolescencia en varias ciudades españolas (Madrid, Sevilla) y con poco más de veinte años se fue a Roma al servicio del cardenal Acquaviva. Recorrió Italia, se enroló en la Armada española y en 1571 participó con heroísmo en la batalla de Lepanto, donde comienza el declive del poderío turco en el Mediterráneo. Allí Cervantes resultó herido y perdió el movimiento del brazo izquierdo, por lo que fue llamado el Manco de Lepanto. En 1575, cuando regresaba a España, los corsarios le apresaron y llevaron a Argel, donde sufrió cinco años de cautiverio (1575-1580). Liberado por los frailes trinitarios, a su regreso a Madrid encontró a su familia en la ruina. Se casa en Esquivias (Toledo) con Catalina de Salazar y Palacios. Arruinada también su carrera militar, intenta sobresalir en las letras. Publica La Galatea (1585) y lucha, sin éxito, por destacar en el teatro. Sin medios para vivir, marcha a Sevilla como comisario de abastos para la Armada Invencible y recaudador de impuestos. Allí acaba en la cárcel por irregularidades en sus cuentas. Después se traslada a Valladolid. En 1605 publica la primera parte del Quijote. El éxito dura poco. De nuevo es encarcelado a causa de la muerte de un hombre delante de su casa. En 1606 regresa con la Corte a Madrid. Vive con apuros económicos y se entrega a la creación literaria. En sus últimos años publica las Novelas ejemplares (1613), el Viaje del Parnaso (1614), Ocho comedias y ocho entremeses (1615) y la segunda parte del Quijote (1615). El triunfo literario no lo libró de sus penurias económicas. Dedicó sus últimos meses de vida a Los trabajos de Persiles y Segismunda (de publicación póstuma, en 1617). Murió en Madrid el 22 de abril de 1616 y fue enterrado al día siguiente.

Cervantes centró sus primeros afanes literarios en la poesía y el teatro, géneros que nunca abandonaría. Su obra poética abarca sonetos, canciones, églogas, romances, letrillas y otros poemas menores dispersos o incluidos en sus comedias y en sus novelas. También escribió dos poemas mayores: Canto de Calíope (incluido en La Galatea) y Viaje del Parnaso (1614). Aunque en otras ocasiones se enorgullece de sus versos, en su tiempo no logró ser aceptado como poeta. Tampoco tuvo mejor suerte en el teatro, por el que se sintió atraído desde joven. Al regreso del cautiverio llegó a estrenar con éxito varias comedias. Pero tampoco sus contemporáneos lo aceptaron como dramaturgo. Cervantes, con una concepción clásica del teatro, tuvo que soportar el triunfo arrollador de Lope de Vega en la renovación de la escena española con su Arte nuevo de hacer comedias.

De la primera época (1580-1587), anterior al triunfo de Lope de Vega, se conservan dos tragedias: El trato de Argel y La destrucción de Numancia. A la segunda época pertenecen las Ocho comedias y ocho entremeses nuevos (1615). Las comedias son El gallardo español, La casa de los celos y selvas de Ardenia, Los baños de Argel, El rufián dichoso, La gran Sultana doña Catalina de Oviedo, El laberinto de amor, La entretenida y Pedro de Urdemalas. Y éstos son los entremeses: El juez de los divorcios, El rufián viudo, La elección de los alcaldes de Daganzo, La guarda cuidadosa, El vizcaíno fingido, El retablo de las maravillas, La cueva de Salamanca y El viejo celoso.

En la prosa narrativa Cervantes empezó escribiendo una novela pastoril que fue su primer libro publicado, con el título de Primera parte de La Galatea (1585). Entre 1590 y 1612 Cervantes fue escribiendo una serie de novelas cortas que, después del reconocimiento obtenido con la primera parte del Quijote en 1605, acabaría reuniendo en 1613 en la colección de Novelas ejemplares. Teniendo en cuenta las dos versiones conservadas de Rinconete y Cortadillo y de El celoso extremeño, se cree que Cervantes introdujo en ellas algunas variaciones encaminadas a la ejemplaridad social, moral y estética de estas novelas o narraciones cortas, y después las ordenó de acuerdo con un criterio artístico que obedece a la visión orgánica del conjunto. La colección se abre con La gitanilla, y sigue con El amante liberal, Rinconete y Cortadillo, La española inglesa, El licenciado Vidriera, cuyo protagonista cree que es de vidrio y hace gala de una extraña lucidez e ingenio; La fuerza de la sangre, El celoso extremeño, La ilustre fregona, Las dos doncellas, La señora Cornelia, El casamiento engañoso, El coloquio de los perros y El interés del Coloquio Su novela más importante Don Quijote de la Mancha, es posible que Cervantes la empezara a escribir en alguno de sus periodos carcelarios a finales del siglo XVI. Mas casi nada se sabe con certeza. En el verano de 1604 estaba terminada la primera parte, que apareció publicada a comienzos de 1605 con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. El éxito fue inmediato. La segunda parte apareció en 1615 con el título de El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. Desde entonces el Quijote se convirtió en uno de los libros más editados del mundo y, con el tiempo, traducido a todas las lenguas con tradición literaria. Finalmente Los trabajos de Persiles y Segismunda fue tal vez el libro más querido de la fantasía de Cervantes, quien ya no tuvo tiempo para hacer las últimas correcciones en un texto no del todo acabado y se puso a escribir el prólogo tres días antes de morir.

El fantasma de la Ópera, asesino por amor


En el siglo XIX, La Ópera Garnier de París era un suntuoso edificio donde se representaban sublimes piezas de los mejores genios de la época. Empero, lejos del mundanal ruido de los aplausos, en sus cimientos se gestaba un sentimiento hostil y terrorífico. Sus trabajadores vivían aterrorizados por una entidad del “más allá” que no dudaba en satisfacer sus aberrantes deseos. Supuestamente, un fantasma que se materializaba en un hombre con una máscara, provocaba toda serie de accidentes para asesinar a sus víctimas. Lo que no sabían estos trabajadores es que este misterioso personaje era, en realidad, un peligroso hombre enamorado.

Poco a poco, su oscura leyenda fue gestándose hasta ser conocido como “El fantasma de la Ópera”. Nacido de padres humildes, su deformado rostro marcó su vida y actos. Escapó en cuanto pudo de su aldea natal, participó como objeto de una feria de horrores y aprendió de los zíngaros el arte de la música -de la que se convirtió en genio-, las acrobacias y ventrilocuismo. Los avatares del destino lo llevaron a la corte del Sha de Persia, donde ejerció labores de asesino y arquitecto.

En su regreso a Francia, se convirtió en el ingeniero responsable de La Ópera Garnier. Aprovechando su puesto, y que en el subsuelo había un lago, construyó túneles, laberintos y su propio hogar. Desde allí, podía controlar todo lo que ocurriera sobre el gran escenario. Cuando sus ojos se posaron sobre la virtuosa Christine Daaé, su mundo se desmoronó. Se encargó personalmente de conseguirle el puesto de “Prima Donna” al ocasionar la caída del telón sobre la diva del momento, Carlotta.


La joven Christine, convencida de que era un ángel quien la ayudaba en su carrera, seduce el corazón del público, incluyendo el de su amor de infancia, el Vizconde Raoul de Chagny. Erick -que así como se llamaba el fantasma-, decide mostrarse ante ella y la cita en las catacumbas de la ópera. Ella descubre que no es un ángel quien le escribe las asombrosas óperas, sino un hombre de cara deformada y de hábitos excéntricos. Él la encierra con la condición de liberarla si la acepta tal cuál es, a lo que ella accede porque se siente fascinada por su talento musical… Hasta que descubre que su “ángel” en realidad es un asesino en serie.

Horrorizada decide casarse con el Vizconde y escapar con él. Pero poco duró su idílico plan, ya que Erick lo descubre y decide raptarla en medio de una actuación, donde deja caer un gran candelabro en el escenario. Es este el momento donde se enfrentan la razón y las pulsiones del fantasma.

Lo que pudiera parecer un hecho acontecido en siglos pasados en realidad es una novela de Gastón Leroux, publicada en 1910, que ha inspirado cientos de obras de teatro, películas y festivales de música -actualmente, en Londres el musical sigue siento éxito de taquilla y colgándose el cartel de “agotadas entradas teatro“-. Su explosiva combinación de terror, amor, odio y tragedia, además de la descripción de tenebrosos ambientes, ha conseguido fieles adeptos alrededor del mundo desde su publicación. La maestría de la historia la ha elevado a categoría de leyenda, desconociendo la gran mayoría cuáles son sus orígenes reales. He aquí un claro ejemplo de lo que debe primar en un relato: la verosimilitud (”apariencia de verdadero”).

Edgar Allan Poe

  Edgar Allan Poe
Boston, EE UU, 1809-Baltimore, id., 1849) Poeta, cuentista y crítico estadounidense. Sus padres, actores de teatro itinerantes, murieron cuando él era todavía un niño. Edgar Allan Poe fue educado por John Allan, un acaudalado hombre de negocios de Richmond, y de 1815 a 1820 vivió con éste y su esposa en el Reino Unido, donde comenzó su educación.
Después de regresar a Estados Unidos, Edgar Allan Poe siguió estudiando en centros privados y asistió a la Universidad de Virginia, pero en 1827 su afición al juego y a la bebida le acarreó la expulsión. Abandonó poco después el puesto de empleado que le había asignado su padre adoptivo, y viajó a Boston, donde publicó anónimamente su primer libro, Tamerlán y otros poemas (Tamerlane and Other Poems, 1827).
Se alistó luego en el ejército, en el que permaneció dos años. En 1829 apareció su segundo libro de poemas, Al Aaraf, y obtuvo, por influencia de su padre adoptivo, un cargo en la Academia Militar de West Point, de la que a los pocos meses fue expulsado por negligencia en el cumplimiento del deber.
En 1832, y después de la publicación de su tercer libro, Poemas (Poems by Edgar Allan Poe, 1831), se desplazó a Baltimore, donde contrajo matrimonio con su jovencísima prima Virginia Clem, que contaba sólo catorce años de edad. Por esta época entró como redactor en el periódico Southern Baltimore Messenger, y más tarde en varias revistas en Filadelfia y Nueva York, ciudad en la que se había instalado con su esposa en 1837.

Su labor como crítico literario incisivo y a menudo escandaloso le granjeó cierta notoriedad, y sus originales apreciaciones acerca del cuento y de la naturaleza de la poesía no dejarían de ganar influencia con el tiempo. La larga enfermedad de su esposa convirtió su matrimonio en una experiencia amarga; cuando ella murió, en 1847, se agravó su tendencia al alcoholismo y al consumo de drogas, según testimonio de sus contemporáneos. Ambas fueron, con toda probabilidad, la causa de su muerte.

La obra de Edgar Allan Poe
Según Poe, la máxima expresión literaria era la poesía, y a ella dedicó sus mayores esfuerzos. Es justamente célebre su extenso poema El cuervo (The Raven, 1845), donde su dominio del ritmo y la sonoridad del verso llegan a su máxima expresión. Las campanas (The Bells, 1849), que evoca constantemente sonidos metálicos, Ulalume (1831) y Annabel Lee (1849) manifiestan idéntico virtuosismo.
Pero la genialidad y la originalidad de Edgar Allan Poe encuentran quizás su mejor expresión en los cuentos, que, según sus propias apreciaciones críticas, son la segunda forma literaria, pues permiten una lectura sin interrupciones, y por tanto la unidad de efecto que resulta imposible en la novela. 

Poemas

El valle de la inquietud
    Antes, un silencioso valle sonreía Cuando la gente en él no moraba, Pues habían partido hacia la guerra Confiando su cuidado a las plácidas estrellas Que vigilaban desde sus azules torres. Velaban por aquellas flores, Entre las cuales durante el día Ponía el sol perezosamente su luz. Ahora, cada visitante confesará La triste intranquilidad del valle. Todo existe allí sin movimiento, Todo salvo los aires que cobija La mágica soledad. ¡Ah, ningun viento Aquellos árboles seculares agita!, Estremecidos como los helados mares En torno de las hébridas brumas! ¡Ah!, ningún viento anima aquellas nubes Que cruzan el inquieto firmamento Veloces, eternamente rumorosas, Sobre las violetas que allí aparecen A la mirada, en miríadas de tipos, Sobre los lirios que se mecen Y lloran sobre la tumba innominada. Mecen, desde fuera de sí, fragante cáliz, Eternos rocíos derramándose en gotas. Lloran, de sus dulces dedos, Lágrimas perennes que descienden en forma de gemas.

El día más feliz la hora más feliz
    El día más feliz, la hora más feliz Mi marchito y estéril corazón conoció; El más noble anhelo de gloria y de virtud Siento que ya desapareció. ¿De virtud, dije? ¡Sí, así es! Pero, ay, se ha desvanecido para siempre. El sueño de mi juventud Mas dejadlo ya esfumarse. Y tú, orgullo, ¿qué me importas ahora? Aunque pudiera heredar otro rostro, El veneno que has vertido en mí ¡Permanecerá siempre en mi espíritu! El día más feliz, la hora más feliz Verán mis ojos -sí, los han visto-; La más resplandeciente mirada de gloria y de virtud Siento que ha sido. Pero existió aquel anhelo de gloria y virtud, Ahora inmolado con dolor: Incluso entonces sentí que la hora más dulce No volvería de nuevo, Pues sobre sus alas se cernía una densa oscuridad, Y mientras se agitaba se desplomó un ser Tan poderoso como para destruir A un alma que conocía tan bien. 

domingo, 22 de mayo de 2011

Diego Rivera

 
El arte de Diego Rivera constituyó uno de los pilares sobre los que habría de asentarse uno de los más pujantes movimientos de la pintura americana: el muralismo mexicano. Su arte depende en gran manera de un vocabulario surgido de una mezcla de Gauguin y la escultura azteca y maya. Realizó una obra vastísima como muralista, dibujante, ilustrador y escritor, desarrollando al mismo tiempo actividad política. Diego Rivera, en formas simplificadas y con vivo colorido, rescató bellamente el pasado precolombino, al igual que los momentos más significativos de la historia mexicana: la tierra, el campesino y el obrero; las costumbres, y el carácter popular.
La aportación de la obra de Diego Rivera al arte mexicano moderno fue decisiva en murales y obras de caballete; fue un pintor revolucionario que buscaba llevar el arte al gran público, a la calle y a los edificios, manejando un lenguaje preciso y directo con un estilo realista, pleno de contenido social. Paralelamente a su esfuerzo creador, Diego Rivera desplegó actividad docente en su país, y reunió una magnífica colección de arte popular mexicano.
Diego Rivera (1886-1957) fue uno de los pintores mexicanos más importantes y un gran artista del siglo XX. Nacido en 1886, en Guanajuato, Rivera estudió estilos artísticos tradicionales europeos en la Academia de San Carlos en el Distrito Federal. Rivera combinó esta formación clásica con la influencia del artista popular José Guadalupe Posada, emergiendo a la edad de dieciséis años como un pintor talentoso con un estilo mexicano bien definido.
En 1907, Rivera viajó a España para estudiar las obras de Goya, El Greco y Brueghel en el museo de El Prado de Madrid. Después, se mudó a París y quedó fascinado con el movimiento cubista de vanguardia que había fundado Pablo Picasso. Sin embargo, después de cuatro años dedicado al cubismo, Rivera comenzó a cuestionar este movimiento.
La oportunidad de poner en práctica sus nuevas ideas vino en 1921, con la inauguración de un programa cultural instituido para llevar el arte a las masas. El gobierno mexicano comisionó a José Clemente Orozco, a David Alfaro Siqueiros y a Rivera para pintar una serie de ciclos de frescos para edificios públicos, instigando lo que vino a llamarse el Renacimiento Muralista Mexicano.
Estos grandes artistas pintaron sobre las paredes de edificios públicos en todo el país. Sus obras crearon una nueva iconografía que representaba complejos temas sociales y nacionales, motivos religiosos y una perspectiva global pre-hispánica.
Cuando la represión política se intensificó en México a finales de la década de 1920, a Rivera lo persuadieron venir a pintar en los Estados Unidos. Durante sus primeros dos encargos en San Francisco, en 1930 y 1931, Rivera y su esposa, la artista Frida Kahlo, encontraron una acogida cálida.
Rivera, por consiguiente, se sintió muy complacido de regresar a San Francisco en 1940 para crear el mural de la Unidad Panamericana para su exhibición en la Exposición Internacional de Golden Gate. Esta obra representó la culminación de cientos de murales pintados para el público y también demostró su relación cariñosa con San Francisco.
Además de ser un artista célebre y controversial, Diego Rivera fue un activista político provocativo que incitaba al debate no sólo en México, sino también en los Estados Unidos y en la Unión Soviética. Desde su muerte en 1957, sus centenares de obras de arte público, sus numerosos óleos y acuarelas, y su audacia política han seguido contribuyendo en forma inestimable al desarrollo del arte público en las Américas.
Desde finales de la década de 1930 se dedicó a la pintura paisajística y de retratos. Desarrolló en sus últimas pinturas un estilo indigenista y social de gran atractivo popular. Su más ambicioso y gigantesco proyecto, un mural épico sobre la historia de México para el Palacio Nacional, quedó inconcluso a su muerte, acaecida en la Ciudad de México el 25 de noviembre de 1957.
“Rivera creía que el arte debía contribuir al proceso de habilitar a las clases trabajadoras para entender sus propias historias.”